El verde es el nuevo rojo: la evolución del cobre
Estamos experimentando un cambio radical en la sociedad mientras planeamos descarbonizar nuestra forma de vida. La transformación de los motores de combustión a los vehículos eléctricos, está cada vez más avanzada. También estamos construyendo edificios más ecológicos, con eficiencia y mayor automatización. La generación de energía está evolucionando para reducir las emisiones y hemos cambiado los materiales que usamos en nuestra vida diaria para reducir la exposición a las bacterias. Al mismo tiempo, exigimos cada vez comunicaciones y tecnologías más claras y sofisticadas. Todo esto va hacia un mismo propósito: satisfacer nuestra creciente demanda de planificar nuestro impacto reducido a largo plazo en el planeta Tierra, del que dependemos. En el centro de esta transformación verde hay un simple metal rojo: el cobre.
El cobre es altamente conductivo tanto para la electricidad como para el calor, pero con un bajo coeficiente de expansión. Es muy maleable y resistente a la corrosión y al agrietamiento. Y recientemente se han realizado cada vez más investigaciones para demostrar que tiene increíbles cualidades antimicrobianas, lo que lo convierte en el material ideal para su uso en superficies de alto contacto. El cobre es un metal blando, pero cuando se junta con estaño, zinc o níquel, adopta sorprendentes cualidades de dureza, mayor resistencia a la corrosión y tenacidad.
Entonces ya sabemos lo espectacular que es el cobre, pero hay un problema: casi todo el material ha sido extraído y en algunos casos se ha agotado, por lo que necesitamos perforar a mayor profundidad para encontrar nuevos depósitos. Todo esto ante la creciente carga regulatoria y el aumento de los impuestos. Cada vez es más difícil poner en producción una mina de cobre, por lo que la escasez de cobre no se cubre fácilmente. Las empresas mineras deben atraer geólogos con un alto nivel de habilidad y experiencia para encontrar nuevos recursos de cobre y deben hacerlo en jurisdicciones donde las probabilidades son mejores para permitir y operar minas de manera segura y rentable.
El mercado de cobre ahora supera por mucho los 20 millones de toneladas anuales y la tendencia va hacia un aumento anual en el consumo. Por el lado de la oferta, la industria está luchando por reemplazar las minas que se están agotando, ya que los depósitos recién descubiertos tienden a ser más pequeños, de menor ley y más profundos. Las empresas con la visión de hacerlo están redoblando sus esfuerzos para encontrar recursos de cobre adicionales en lugares donde tienen una alta probabilidad de poder desarrollar una mina. Seguro que es una tarea difícil para la industria, pero parecen decididos y bien preparados para la tarea de encontrar cobre adicional: el metal verde.